Historia

Vladivostok es una ciudad bastante joven. Fue el Tratado de Aigun, firmado en 1858, que acondicionó la fundación de la villa. Según el dicho acuerdo, China cedió al Imperio ruso los terrenos costeros. Un año después –explorando las costas del Golfo de Pedro el Grande–, el general-gobernador de Siberia del Este, Nicolái Muravio-Amurski, descubrió una abra que penetraba en los terrenos y en virtud a la semejanza a la de Estambul le bautizó Zolotoy Rog (Cuerno de oro).

En aquel entonces, ni un solo puerto ruso en el Extremo Oriente no respondía a un requisito importante: tener una bahía que podría ser defendida desde la costa, así mismo que tendría la capacidad bastante para alojar los buques de guerra. “¡Un puerto espléndido! ¡Desde aquí vamos a dirigir el Oriente!”, exclamó el general-gobernador y ordenó a fundar en las costas de la bahía Zolotoy Rog una plaza fuerte y la bautizó Vladivostok.

El estatus de la plaza fuerte, Vladivostok lo tuvo sólo dos años, después de que –en 1862– fue transformado en el puerto. Para atraer los cargos extranjeros y aumentar el índice del comercio exterior, al puerto le concedieron el estatus ‘porto franco’ que favoreció el desarrollo activo de las dársenas y el incremento de la población. La nueva estimulación del fomento, la villa lo obtuvo a principios de años 70 cuando de Nikolayevsk-na-Amure a Vladivostok trasladaron el puerto principal de Rusia en el océano Pacífico, la residencia del gobernador militar y la base naval de la flota de Siberia.

En 1880, Vladivostok que se encontraba situado en la península Muraviov-Amurski y la isla Russki, se convirtió oficialmente en la ciudad. Después, aquí inició la construcción rápida de los edificios administrativos, industriales y residenciales. Aumentaron los volúmenes del comercio extranjero, creció la población. En general, la ciudad adquiere una relevancia económica y estratégica para el país.

Otra etapa transcendental en la crónica de Vladivostok está estrechamente ligada a la visita del heredero al trono, Nicolái Alexsandrovich, el futuro emperador Nicolás II de Rusia. El príncipe participó en la fundación del ferrocarril Transiberiano (que en adelante, aportará al desarrollo de las afueras orientales y occidentales de Rusia), edificio de piedra y la dársena seca para los barcos. Ese acontecimiento lo rememora la Puerta triunfal de Nicolás, considerada una de las estructuras más bellas y más suntuosas de la ciudad.

A principios del siglo XX, Vladivostok representaba no sólo el puerto más grande del Extremo Oriente, sino un relevante centro comercial, industrial y cultural del Lejano Oriente ruso. El crecimiento impetuoso lo sintieron la enseñanza y el arte: inauguraron la Universidad del Extremo oriente, funcionan los teatros y museos.

Las primeras inquietudes, la ciudad las sintió durante la revolución de 1917 y los acontecimientos siguientes. Así, primero, a Vladivostok llegaron los invasores extranjeros, y luego, en la ciudad establecieron el poder soviético. La ciudad desempeñó un papel relevante durante la Segunda Guerra Mundial: sus vías de transporte sirvieron del envío de los cargos a la frente y fábricas de la industria.

Después de la Gran Guerra Patria, Vladivostok fue debilitado considerablemente. El estatus de la ciudad cerrada tuvo un impacto negativo en el desarrollo económico. Sólo en 1992, tras la postración y después de la caída de la URSS y la fundación del nuevo estado, Federación de Rusia, Vladivostok se convirtió en una ciudad accesible a la comunicaciones internacionales.

Poco a poco, la ciudad iba restituyendo y, a principios del siglo XXI, Vladivostok retornó el estatus del importante centro industrial, comercial, de transportes en el Extremo Oriente. Dentro poco, Vladivostok convertirá en el centro de la cooperación de la región Asia-Pacífica: la ciudad es la sede para la Cumbre del Foro de la Cooperación Económica Asia-Pacífica en otoño de 2012.

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